Daily Devotionals

August 31

No sea como la cizaña

Gloria Copeland
Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios...

Considero que hemos llegado al tiempo que el apóstol Pedro describe en el versículo anterior. En los últimos años, no hemos escuchado mucho acerca del juicio de Dios. Pero eso no significa que en el Nuevo Testamento no se enseñe, pues ¡sí lo explica! De hecho, Jesús mismo habló acerca de ese juicio en Mateo 13. Por años, no entendí ese capítulo porque pensé que se refería al arrebatamiento de la Iglesia en estos últimos días. Sin embargo, sabía que no podía ser cierto, ya que Él eliminaría a los malignos, no a los justos. Hace poco, me percaté de que Él describe la separación de los santos y de los impíos, la cual se llevará a cabo al final de este tiempo. De acuerdo con lo que Jesús declaró, en los días finales habrá una época del tiempo de la cosecha, cuando la cizaña será removida; los justos resplandecerán con la gloria de Dios y Jesús santificará a Su Iglesia y la limpiará: «…a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha» (Efesios 5:26-27). Si su condición actual es como la de la cizaña, pensar en ello es aterrador. Pero si ha dispuesto en su corazón ser santo, esto es algo emocionante. Significa que usted formará parte de esa Iglesia gloriosa. Usted podría argumentar: “No sé si pueda convertirme en una persona santa, sin mancha ni arruga”. Por supuesto que sí; todos podemos. Por la gracia de Dios todos nos convertiremos en esa Iglesia. Ésa es nuestra responsabilidad. Si éste es el final de los días, entonces ¡nadie más que nosotros puede hacerlo! Dios cuenta con nosotros y como Él es Dios, ¡Él puede lograr que esto se lleve a cabo en nuestra vida! ¡Dios puede realizarlo! Por tanto, creamos y actuemos conforme a esto. Oremos por nosotros mismos y por todos los demás, utilizando las palabras del apóstol Pablo: “Y que el mismo Dios de paz pueda santificarlos completamente [separándolos de las cosas profanas, haciéndolos puros y totalmente consagrados a Dios] y que su espíritu, alma y cuerpo puedan ser conservados sanos y completos [hallados] intachables en la venida de nuestro Señor Jesucristo (el Mesías). Fiel es el que los llama (hacia Él) y completamente digno, porque Él también lo hará” (1 Tesalonicenses 5:23, AMP). Eclesiastés 3-4; Salmo 17 El Dios de paz me santifica por completo. Mi espíritu, alma y cuerpo son preservados sin mancha para la venida del Señor Jesús (1 Tesalonicenses 5:23).

Scripture Study: Mateo 13:24-30


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